Originariamente era un entretenimiento imperial, aristocrático. En la época de Edo se extendió a la clase Samurai y al pueblo llano. El Shogun Tokugawa Yoshimune ordenó plantar cerezos para promocionar hanami.
Observar las flores en quietud y silencio puede ser un espectáculo y una experiencia maravillosa. Escuchar el viento acariciar los pétalos, a las abejas revoloteando y libando su néctar, inhalar su perfume y su color hasta que penetre en todas nuestras células cargándonos de su energía vivificante...
Parece un buen motivo para sentarte bajo un árbol en flor o frente a un jardín, o pasear entre ellas, y dejarte llevar un momento por tanta belleza, dejarnos ser uno con Ella, y sentir como nuestras flores internas, nuestros Chakras, vibran en su misma frecuencia, en perfecta armonía. Ser flores.
Disfruta de las flores!
Estas pequeñas maravillas nos brindan delicias únicas y bondades indescriptibles.
Están ahí para el que las sepa observar.
Están ahí para el que las sepa observar.
- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.
- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que crecían en el jardín.-
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas. Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse...
Ejercita entonces, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Ésto, es vivir como las flores.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse...
Ejercita entonces, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Ésto, es vivir como las flores.
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