sábado, 13 de abril de 2013

La eterna insatisfacción


¿Por qué vivir en esta eterna insatisfacción cuando lo tengo todo? Por qué siempre quiero mas? No se lo que me pasa. No entiendo qué me impide disfrutar de mi vida o qué me hace ver la vida sin brillo, esperando siempre algo más o mejor que lo que tengo ahora

Salir de la insatisfacción es posible siempre que entendamos su origen, por qué se perpetúa en nosotros y sus mecanismos para manejar nuestra vida.

Hablar de insatisfacción es sinónimo de no aceptación de lo que ocurre en mi vida en este momento: el presente, el único que en realidad existe. El presente es el enemigo del ego, pero ¿que es el ego?.

El ego es la identificación con las cosas. La palabra identificación deriva del latín ídem que significa lo mismo, y facere que significa hacer. Así que cuando me identifico con algo, lo hago “lo mismo”. ¿Lo mismo que qué? Lo mismo que yo.

Cuando un niño dice “mi juguete”, “mío”, se empieza a identificar con un objeto externo, es decir el niño piensa que el juguete forma parte de el, digamos que lo convierte en su identidad. Aquí nace el ego y cuando crecemos nuestra identidad falsa o ego se refuerza, a través de mi nacionalidad, mi raza, mi religión, mi profesión, mi físico, mi rol de padre, madre, esposo. Todo esto, se convierte en la imagen que yo creo de mi mismo. Todo ello es ego, un sentido falso de mi mismo. Falso, porque está basado en conceptos mentales, en mi identificación con las cosas.

Tener y Ser

El ego tiende a equiparar tener con ser, pero su satisfacción al tener es poco profunda y dura poco. Oculta en su interior, sigue habiendo una arraigada sensación de insatisfacción, de no estar completo, de “no es bastante”, todavía “no tengo suficiente”, lo que para el ego significa “todavía no soy suficiente”.

Tener es una ficción creada por el ego para darse solidez y permanencia y hacerse notar, hacerse especial. Pero, no podemos encontrarnos a base de tener y aun así el ego cree que teniendo mas lo solucionará.

Por eso, las estructuras del ego se basan en que nunca esta contento con nada, necesita más, seguir buscando o realizarse en otro momento que no sea ahora, sino en el futuro.

La voz del ego nos dice: “cuando tenga tres kilos menos, cuando tenga esa casa, cuando tenga marido, cuando tenga…

El ego por tanto nos hace comprar demasiado, cambiar demasiado rápido de pareja, sentir un hambre insaciable y no ser felices con nada.

Cuando seas incapaz de sentir la vida que eres, es mas probable que intentes llenar tu vida con cosas, y esto lo saben muy bien las industrias publicistas. Saben que para que compremos cosas que en realidad no necesitamos, deberán convencernos de que esas cosas añadirán algo, al modo en que nos vemos a nosotros mismos, o nos ven los demás. Así que, en realidad no compramos un producto, sino un “realzador de la identidad”.

Lo que hace el ego es identificarse con las cosas, crea apego, obsesión y la sensación de querer siempre más. 

Procesos mentales conscientes e inconscientes

La mayoría de las personas seguimos identificándonos con el incesante torrente mental del pensamiento compulsivo, casi todo repetitivo e inútil. No existe un “yo” aparte de nuestros pensamientos y de las emociones que los acompañan. En esto consiste ser “inconscientes”. Y mientras no reconozcamos estas formas de pensamiento en nuestro interior, mientras sigan siendo inconscientes, creeremos lo que dicen sobre nosotros y los demás. Y ninguna posesión, lugar, persona o condición nos dejará satisfechos jamás.

Por eso, estar conscientes implica observar lo que pensamos, para que nuestra identidad no se base en el contenido de mi mente sino en la conciencia que todos tenemos en el fondo.

Estar conscientes

Siéntate en silencio asegurándote de que no va a sonar el teléfono o algo pueda interrumpir tu momento. Observa como pasan tus pensamientos, como si se movieran desde la izquierda a la derecha. No los juzgues, sólo obsérvalos y déjalos pasar sin más. Hazlo como mínimo durante diez minutos. Este ejercicio de meditación te conecta con el momento presente y te ejercita en la observación de tus pensamientos.

Mente sin juicio

Elige un momento para usar la mente sin juicio. Cuando estés hablando con alguien, hazte consciente de cómo tu mente emite un juicio sobre lo que dice la otra persona, sobre su aspecto físico. Intenta que esos pensamientos pasen y céntrate en tu respiración mientras sigues la comunicación. Con ello puedes conseguir que tu mente no le ponga etiquetas y juicios a todo lo que ve o escucha.



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