jueves, 3 de octubre de 2013

Comer crudo y vivo: leucocitosis post prandial



“La nutrición es una ciencia, y un arte la buena alimentación. La buena alimentación va más allá de ingerir comestibles. Todo lo que se puede comer no siempre es alimento. La calidad del alimento, no la cantidad, es lo importante en el arte de bien aliment-arte. Mientras la cantidad de calorías señala un índice cuantitativo, la calidad, la forma y el color del alimento plasman un campo energético que nos nutre. Cuando nos alimentamos recogemos y transformamos la energía vital que el alimento ha recogido de la tierra, el agua, el aire y el sol y la humanizamos.”

(El arte de saber alimentarte
Dr. Karmelo Bizkarra)


Leucocitosis postprandial: es el aumento anormal de los glóbulos blancos (leucocitos) tras de la ingesta de un alimento cocinado: esto significa que el organismo desconoce el alimento cocinado y reacciona frente a él como frente a un enemigo: se apresta a defenderse; con el alimento crudo este aumento de glóbulos blancos no se produce, beneficiándose así el sistema inmunológico.

El Dr. Paul Kouchakoff, médico ruso emigrado a Francia, publicó un estudio sobre millares de personas a las cuales analizaba la sangre tras la ingesta de distintos tipos de alimentos, y a diferentes intervalos. Los estudios fueron presentados en el 1º Congreso Internacional de Microbiología, celebrado en París en 1930. Kouchakof controlaba la presencia de glóbulos blancos, elementos relacionados con la actividad inmunológica. La leucocitosis es una condición patológica que se da comúnmente en casos de infección, intoxicación y envenenamiento.

Ya en 1897, Rudolf Virchow, el padre de la patología celular, describió la leucocitosis digestiva y consideró que esta podía ser una condición normal debido a que todos sus pacientes la presentaban después de la ingestión de comida. Los leucocitos poseen una amplia variedad de enzimas que les permiten finalizar el proceso digestivo de hidrólisis de moléculas de gran tamaño.

Normalmente los leucocitos, células de la sangre con función fagocitaria, se multiplican ante la presencia de microbios o toxinas que amenazan la función corporal. El Dr. Paul Kouchakoff expandió los descubrimientos de Virchow. El médico ruso observó que este índice se duplicaba media hora después de la ingesta de alimentos cocidos, mientras que nada sucedía tras la ingesta de alimentos crudos.

El fenómeno, bautizado como leucocitosis post prandial, era independiente a la buena o mala masticación del alimento en cuestión. En cambio, Kouchakof comprobó que la multiplicación de leucocitos se aceleraba cuando los alimentos se cocinaban por encima de cierta temperatura: 87º en el agua, 70º en ciertas frutas, 97º en verduras y oleaginosas.

Kouchakoff también notó que el fenómeno se atenuaba mezclando en la ingesta alimentos crudos y levemente cocidos, pero esta combinación no atenuaba el efecto al combinar alimentos crudos con aquellos cocinados a elevadas temperaturas.
Tal como indicaba Kouchakoff, esta activa y recurrente solicitación del sistema inmunológico, reaccionando ante alimentos cocidos (una ligera leucemia cotidiana), desvitaliza el cuerpo y disminuye la capacidad defensiva del organismo, haciéndolo más vulnerable a infecciones.

Pese a la importancia del trabajo y sus conclusiones, el estudio de Kouchakoff pasó totalmente desapercibido en su momento y quedó en el total olvido. Incluso el investigador ruso no alcanzó a identificar y reconocer cual era la sustancia, obviamente sensible al calor y responsable de tal reacción orgánica: las enzimas.


Extraído del libro "Nutrición Depurativa"


¿Qué quiere decir esto? Que si yo como una manzana y a la media hora me extraen sangre para hacer un recuento de glóbulos blancos, el hematólogo podrá contar en torno a los 7.000 leucocitos por milímetro cúbico. Es decir, una tasa completamente normal y corriente. Todo en su sitio.
Sin embargo, si antes de comer la manzana la cocino sólo cinco minutos al vapor el recuento de leucocitos arrojará fácilmente una tasa en torno a 14.000 leucocitos por milímetro cúbico. El doble que en el primer caso.

¿Conclusión? El organismo considera a la manzana cocinada, no como algo afín y amistoso, acorde con su propia naturaleza, sino como un enemigo del que hay que defenderse y al que hay que neutralizar. Es decir, que el fuego ha transformado la manzana en algo sin vida, en un conjunto de moléculas más o menos alteradas.

Lo peor de todo esto es que una manzana cocinada un minuto en el microondas puede elevar la tasa de leucocitos en sangre a más de 40.000 por milímetro cúbico. O sea, que el cuerpo es capaz de distinguir el nivel de degradación de un alimento. Y sabe que un microondas altera a niveles más profundos el alimento que lo que pueda hacer una cacerola al fuego.

Llegados a este punto, alguien puede pensar: “Bueno, ¿y qué más da que suban los leucocitos en sangre? ¿Me voy a morir por ello?”.

El sistema inmunitario debería actuar ante enemigos potencialmente dañinos como virus, bacterias o incluso células que se estén volviendo cancerosas. Pero si cada vez que comemos se activa, evidentemente eso comportará un desgaste de energía y de recursos. Lo que implicará a su vez una merma en el organismo y una pérdida de vitalidad, con todo lo que eso supone (predisposición a la enfermedad, envejecimiento prematuro, desarreglos orgánicos, disfunciones, etc.).

Resumiendo:

1.-Un alimento crudo no producirá aumento de glóbulos blancos.

2.- Los alimentos comunes cocinados producirán leucocitosis.

3.-Los alimentos cocinados a presión producían mayores leucocitosis que los alimentos no cocinados a presión.

4.- Los alimentos manufacturados son los más dañinos, tales como el vino, vinagre, azúcar blanca, jamón.

Kouchakoff no era vegetariano, pero sus descubrimientos mostraron que, para evitar la leucocitosis, la carne debería comerse cruda, lo que sería muy desagradable para los humanos. La carne preparada o procesada (cocinada, ahumada, salada) provocaría la reacción más violenta, equivalente al aumento de la leucocitosis que se experimenta en un envenenamiento. Este descubrimiento sobre el incremento en la actividad de la fagocitosis, los carroñeros del torrente sanguíneo, después de comer alimento cocinado y procesado, aclara porqué los alimentos crudos curan tan rápidamente las dolencias agudas y crónicas, simplemente reduciendo la sobrecarga tremenda de sustancias tóxicas y gérmenes con los que la sangre tiene que luchar y permitiendo que el sistema inmunológico se concentre en curar y depurar el organismo.

Las temperaturas críticas en las que el alimento se hace “patológico” produciendo síntomas de leucocitosis, varía con el alimento; las zanahorias a 98ºC e incluso el agua caliente sobre 90ºC. Considerando la reacción tóxica del agua cuando se calienta debería desaconsejarse el uso de tés de hierbas en favor de los zumos vivos de mayor potencia bioquímica y propiedades antileucocitosis.

Kouchakoff descubrió que una dieta vegetariana amplia compensa el efecto adverso de una cantidad pequeña de alimento cocinado como para no causar leucocitosis. La mayoría de la gente puede tolerar una dieta del 80% de alimento vivo con el 20% de alimento cocinado en forma de tubérculos cocidos como transición hacia una dieta totalmente crudívora.

¿Y cómo puede evitarse?
Pues cocinando los alimentos por debajo de 100ºC grados (a fuego muy lento o con cacerolas especiales, que permitan hacerlo), comiéndolos tibios (no muy calientes, sobre 40ºC máximo) y acompañándolos siempre de otros alimentos crudos, como ensaladas (no fruta, que siempre debe comerse sola). Se ha demostrado que esto puede eliminar, o cuanto menos atenuar, la leucocitosis digestiva.

Y, por supuesto, tener muy presente, a la hora de comer algo, que los alimentos crudos no producen leucocitosis.

Nunca.

(Noticiario del Nuevo Mundo,
Rafa Dudo)





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