Ingerir 25 gramos de semilla de Chia al día aporta todo el Omega 3 necesario para suplir nuestras necesidades diarias. Tiene seis veces más calcio que la leche, seis veces más hierro que las espinacas y doce veces más fósforo que el arroz.
Las semillas de Chía contienen una importante cantidad de flavonoides (compuestos con potente actividad antioxidante) siendo los más importantes el ácido clorogénico, el ácido cafeíco, la miricetina y la quercetina. Flavonoides que son antiinflamatorios, antimutagénicos, antivíricos y anticancerígenos.
Los propios antioxidantes presentes en estas semillas sirven para la buena conservación del aceite que se obtiene con ellas. Así se explica por qué los mayas, sin grandes técnicas de conservación, podían almacenar la harina de Chía durante largos períodos sin que se pusiese rancia, algo poco habitual en las semillas oleaginosas. Contiene entre un 50 y un 60% de fibra: 100 gramos aportan el 100% de las necesidades de fibra diaria, sobre todo en forma de fibra soluble (mucílagos). Este alto contenido en fibra soluble retarda el índice de glucosa en sangre y reduce la absorción de colesterol. Se digieren fácilmente y absorben más de siete veces su peso en agua y forman un gel que provoca una liberación lenta de los hidratos de carbono y una igualmente lenta conversión de sus carbohidratos en glucosa al obtener energía. La capa exterior de las semillas chía es rica en fibra soluble muciloide, muy importante para mantener protegidas las semillas de la sequedad del aire seco desértico. Las semillas, cuando se mezclan con agua o los jugos del estómago, forman un gel que crea una barrera física entre los carbohidratos y las enzimas digestivas. Los carbohidratos son así digeridos pero de forma uniforme y lenta. No hay pues aumentos o picos de insulina necesarios para reducir el nivel de azúcar en sangre después de comer chía. La capacidad de retención de agua del gel también ayuda a mantener el equilibrio electrolítico.
En los estudios realizados en el 2004 por el doctor Vladimir Vuksan -del Clinical Nutrition and Risk Factor Modification Centre at St. Michael's Hospital de Toronto- se concluyó que una ingesta regular de semillas Chía en pacientes con diabetes tipo 2 ayuda a reducir la coagulación de la sangre y las inflamaciones. Más aún, los pacientes alcanzaron una reducción de la presión sanguínea mayor que con la ingesta de otros medicamentos. Vuksan también ha descrito los mecanismos por los que la Chía mejora la función endotelial, la coagulación, la fibrinolisis y el nivel de hierro. Y ha propuesto el uso de Chía no sólo en el tratamiento de la diabetes sino también para el control de factores de riesgo tales como la presión arterial, los niveles de glucosa en sangre, la glicemia post-prandial, los factores inflamatorios (proteína C-reactiva), la coagulación (fibrinógeno, factor VIII y factor von Willenbrand) y los fibronolíticos (como t-PA), el nivel de hierro y la función endotelial.
La semilla de chía es una excelente fuente de calcio, fósforo, manganeso, potasio, hierro, zinc y cobre. Un ejemplo es que la semilla de chía contiene seis veces más hierro que la espinaca por porción. (Importante aporte para las personas que sufren de anemia).
También tiene cantidades importantes de vitaminas B1, B2 y B3, y proteínas. La chía es una completa fuente de proteínas, proporcionando todos los aminoácidos esenciales.
Baja en sodio y sin colesterol. La chía contiene menos de la mitad de sodio que las semillas de lino, por porción. Esto es importante para las personas con presión arterial alta y preocupada por la ingesta de sodio. Como es de origen vegetal (una planta) la fuente de Omega-3, es libre de colesterol.Es además interesante saber que como los insectos no se sienten atraídos por esta planta no se emplean productos fitosanitarios en su desarrollo. Se trata pues siempre de cultivos orgánicos y ecológicos.
CÓMO CONSUMIRLA
Las semillas de chía pueden ser agregadas (enteras o molidas) a zumos naturales, leche, yogur, salsas, sopas, cremas, verduras, pasteles y otros alimentos además de en ensaladas como aliño pues como no tienen un sabor muy fuerte apenas se aprecia cuando está mezclada con otros alimentos. Y puede ser tomada como gel dejándolas remojar de 20 a 30 minutos en agua fría.
Yo preparo un bote de gel para una semana (en el frigorífico se conserva estupendamente): Mezclo 25 gr de semillas con 10 veces su peso en agua (250 gr). Luego se añade una cucharada de este gel a las ensaladas, kéfir, o encima de una tostada.
Se recomienda no cocinar las semillas de chía, ya que se degradarían los valiosos ácidos grasos.
Otra forma de consumirla es germinándola. como cualquier semilla.
Las semillas de chía pueden ser agregadas (enteras o molidas) a zumos naturales, leche, yogur, salsas, sopas, cremas, verduras, pasteles y otros alimentos además de en ensaladas como aliño pues como no tienen un sabor muy fuerte apenas se aprecia cuando está mezclada con otros alimentos. Y puede ser tomada como gel dejándolas remojar de 20 a 30 minutos en agua fría.
Yo preparo un bote de gel para una semana (en el frigorífico se conserva estupendamente): Mezclo 25 gr de semillas con 10 veces su peso en agua (250 gr). Luego se añade una cucharada de este gel a las ensaladas, kéfir, o encima de una tostada.
Se recomienda no cocinar las semillas de chía, ya que se degradarían los valiosos ácidos grasos.
Otra forma de consumirla es germinándola. como cualquier semilla.
También se puede utilizar como sustitutivo del huevo en repostería vegana: Una cucharada de chía molida por tres de agua, equivalen a un huevo. Y como espesante para salsas, sopas...
La semilla de chía, no contiene gluten.
Mucha más información AQUÍ o en vuestro herbolario.
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